¡Delantal, joticas y pañoleta. Estás listo para preparar esta receta!
Cocina a fuego lento una cabeza de ajos con un chorrito de aceite hasta que huelan como saben y sácalos del fuego. Ahora, ¡es el turno del pollo! Dóralo bien, que quede bien bronceado, y luego resérvalo.
Antes de que te quedes sin voz de afinar la jota, ralla la cebolla y ponla en la sartén, tapándola para que se cueza en su propia sauna. Cuando esté blandita, añade el jamón cortado en finas lonchas.
¡Vamos a por los pimientos! Ásalos a fuego lento y déjalos reposar unos 30 minutos, que puedes amenizar llamando a tus amigos para recordarles la hora a la que tienen que venir a comer. Una vez pasado ese tiempo, dales un baño de agua fría, quítales la piel, las venas y las semillas. Córtalos en cuadritos y añádelos al sartén.
Los tomates se han cansado de esperarte, pero ya ha llegado su momento. Escáldalos, pélalos, despepítalos y córtalos en trozos. Añádelos a la mezcla y deja que se conviertan en una salsa líquida y deliciosa.
Por fin ha llegado el momento de mezclarlo todo y cocinarlo hasta que la carne se desprenda del hueso como si fuera magia.
El toque del chef: un vasito de vino blanco al final para ligar bien todos los ingredientes.
