En la tarde de ayer se celebró en la sala Genius del Bendita Ruina el Foro de Salud Mental de Aragón, en el que usuarios de diversas entidades aragonesas abrieron sus corazones ante los asistentes que se reunieron con ellos para narrar sus experiencias pasadas y presentes, y reclamar a la sociedad en general (y a ciertos estamentos en particular) un mayor respeto y comprensión para un estamento especialmente desfavorecido. Con una honestidad en sus testimonios que se reflejaba en la silenciosa emoción que flotaba en la sala, los contertulios compartieron algunos de los peores momentos que han atravesado en sus vidas, junto al agradecimiento de haber encontrado lugares y personas donde ser escuchados y atendidos, para terminar reivindicando la dignidad que se le presupone a cualquier ser humano: un trabajo, un lugar en la sociedad, y no ser señalados por un aspecto de su vida circunstancial, como es tener una u otra enfermedad.
María Laguna actuó como moderadora del debate, y acudió en representación de la Asociación de Usuarios Stop Estigma de Zaragoza. Tras el fallecimiento de su padre y haber consumido drogas, sufrió su primer brote de esquizofrenia paranoide en 2003. «Lo pasé francamente mal, porque no sabía cómo afrontarlo. Pero con el apoyo de mi madre finalmente me uní a ASAPME en Zaragoza en 2009, y desde entonces estoy mucho mejor». Como después afirmarían sus compañeros de mesa, gracias al trabajo ha podido encontrar una vía para una integración tanto social como laboral: «En la actualidad trabajo en un taller de inserción laboral que repercute positivamente en mi salud, ya que tengo un horario y muchas cosas que hacer, y eso me ayuda a estar estable».
José Vila habló representando a ASAPME Bajo Aragón (Alcañiz), y recordaba haber sido una persona activa antes de su enfermedad, practicando deporte y saliendo con sus amigos. «De repente, no tenía ganas de hacer nada, hasta que por fin fui al psiquiatra y poco a poco comencé a mejorar». Tras realizar cursos de formación en ASAPME y el INAEM, actualmente trabaja en la entidad bajoaragonesa de recepcionista. «Eso me aporta cierta independencia, y la sensación de ser útil».
José Luis Rodríguez-Bermejo es trabajador de Arcadia (Fundación Agustín Serrate) y contó que su trastorno apareció cuando tenía 19 años. «Pasé un proceso muy grave de aislamiento y destrucción personal. Llegué totalmente postrado a la asociación hace once años, y tras el proceso de integración y rehabilitación conseguí salir del bache». Para él, además de la ayuda de los profesionales, el trabajo continuado que desempeña en el taller de Lavandería de Arcadia ha sido fundamental en su recuperación.
Ana Cañizares pertenece al grupo Ayuda Mutua, y es usuaria de la Fundación Rey Ardid de Zaragoza. También sufrió su primer brote psicótico a la edad de 19 años, y sus amigos se alejaron de ella. No fue lo único que perdió: «También tuve que dejar mi trabajo. Pero ahora participo en un taller ocupacional en el que estoy muy contenta».
María del Carmen Lorenzo fue una de las primeras usuarias que entró en el programa sociolaboral de ASAPME Teruel, allá por 1995. «Tengo dos hijos, y cuando me quedé embarazada del segundo comenzaron mis problemas. Ahora estoy totalmente estabilizada, y no volvería a mi vida pasada, porque veo la luz y tengo libertad a mi manera». Trabaja en varios talleres de corte y confección, encuadernación y lavandería, y volvió a hacer hincapié en la importancia de una vida laboral para personas con enfermedades mentales, ya que solo el 30% de los usuarios tienen una ocupación. «Algunas entrevistas de trabajo se acaban en el momento en el que ven que tienes algún problema mental».
El debate se abrió también a las opiniones de los asistentes, que postularon por dirigir sus reivindicaciones a las administraciones, buscando obtener más apoyo para conseguir algunos objetivos primordiales: «Hacen falta más centros de empleo, y fomentar las ayudas sociales para las personas que lamentablemente no pueden trabajar». Se reclamaron vías para hacer llegar al Gobierno iniciativas como las de ayer, y no se dejó pasar la oportunidad de solicitar más investigación para que las dosis de los medicamentos sean más adecuadas y les permitan un día a día más estabilizado.
También se reclamó a los medios de comunicación una mayor sensibilidad a la hora de tratar con según qué noticias de sucesos, debido a la habitual sospecha de que el presunto culpable pueda tener una enfermedad mental, o haya descuidado las tomas de su medicación. María Laguna dejó una reflexión para tratar de afrontar el estigma: «No por tener una enfermedad mental se es mejor o peor persona». Tras el debate, actuó el grupo musical Empoderaos, compuesto por usuarios y profesionales de la Fundación Agustín Serrate, con un ramillete de versiones de canciones populares de Creedence Clearwater Revival, Maná o el Dúo Dinámico, entre otros.
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