La pandemia ha adelantado el reloj .La propagación del virus ha creado esta situación de urgencia, desconcierto e incertidumbre.

Sin esta urgencia y con  peligros  que se acercan aun mayores: de orden sanitario, educativo, social y económico.

TODO CAMBIO  nos plantea unas exigencias que pasan por replantear   nuestros principios  y el papel como individuos y agentes de esos cambios.

Valorar lo que hemos hecho y lo que no estábamos haciendo; en definitiva trazar un camino hacia el futuro.

Nos urge  guardar silencio, coger distancia   y perspectiva para ver y sentir lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

La salud mental se ha mostrado  como una parte fundamental de nuestra  salud

no  se puede instrumentalizar  para alimentar entelequias.

Será momento de exigir  que se traduzca en hechos y presupuestos: que se  contemple de una vez por todas las carencias y las necesidades actuales del sistema, sobre la salud y el bienestar de todos los ciudadanos sin distinciones de edad.

Y ahora cuando volvemos  a las calles y los héroes ya no aplauden en los balcones, podemos sentir que un rayo de sol o unas gotas de lluvia sobre la cara, son la mejor respuesta para decir que  seguiremos.

Otra realidad se impone llena de incertidumbre.

 ¿Seremos capaces de mantener el mismo ritmo con otra música?

El confinamiento ha puesto de manifiesto: fortalezas y debilidades en todas las áreas de nuestras vidas.

Ha situado el poder, donde reside el poder

y la fragilidad   donde la desigualdad  se hace manifiesta.