Las Jornadas Corales «Oscanta» se consolidan, en su tercera edición, y llenaron de música los escenarios y las calles de la capital altoaragonesa.

Uno de los atractivos musicales del mes de mayo, que año a año se va consolidando, son las Jornadas Corales «Oscanta», organizadas por la Federación Aragonesa de Coros y el Ayuntamiento de Huesca. Unas jornadas que pretenden divulgar la música coral en todas sus facetas, disfrutando de todos los estilos (desde la música más seria, pasando por la popular o la ligera) y transmitiendo la sensación de diversión, trabajo en grupo, colaboración, incluso de acción terapéutica en muchos casos.

A lo largo de una semana, la tercera edición de estas jornadas ha reunido a las ocho corales ya habituales a la cita: el Coro Arcadia, Diego Pontac, Santo Domingo, Villa de Almudévar, Divertimento, Ars Musicae, Voces Amigas y Reino de los Mayos. Aunque esta última debió aplazar el concierto para otra ocasión, el resto de los recitales se celebraron con éxito, reuniendo a gran cantidad de público que respondió gratamente a unos programas con títulos muy atractivos y sugerentes.

El Coro Arcadia inauguró las jornadas en el Centro Cultural del Matadero con «Mariposas y Luciérnagas», un programa original y muy conseguido basado en canciones ligeras que Carlos Purroy pensó como un juego interactivo entre coro y público, haciendo partícipe a todos los asistentes de la dispersión de las «canciones mariposas» y la orientación de las «canciones luciérnagas».

El mismo escenario acogió las actuaciones de las corales Diego Pontac y Santo Domingo. La primera, dirigida por Juan José de Mur, presentó un repertorio claramente popular titulado «Canciones para el deleite». Incluso la única obra de compositor clásico (Beethoven) «Nei Campi e Nelle Selve», encajaba perfectamente con el estilo del concierto. Muchas de las piezas elegidas fueron arregladas por el propio director y como final interpretaron «El 10 de Agosto en Huesca», obra del mismo J. J. de Mur. Poe su parte, La Coral Santo Domingo, con Laura Lisi a la cabeza, propuso, con acertadas pinceladas de rojo pasión, un homenaje al amor: «La primavera la sangre altera». Un sentimiento universal que aparece en canciones de todos los tiempos, estilos y rincones del mundo, desde los temas más antiguos del S. XVI hasta nuestros días, en el renacimiento, el clasicismo o en la música popular, en Europa, Africa o América.

Una de las novedades de esta edición ha sido el escenario de la Antigua Iglesia de Capuchinas, donde actuaron la Coral Villa de Almudévar, dirigida por Gladis Otín, y Voces Amigas, con María Dolores Mañas. Ambas corales coincidieron en presentar un atrayente programa dedicado a la música en el cine. «Sonidos para una imagen» y «Notas de cine», con temas que han pasado a la historia por aparecer en películas de éxito, haciendo las delicias del público asistente.