Hoy ha comenzado el taller sobre Cocina Intercultural del programa de Familias de Arcadia. La primera sesión de esta actividad se ha centrado en una jornada teórica para establecer un contexto sobre salud mental y migración.

Una mañana en la que doce familiares de personas usuarias de ARCADIA han podido conocer la realidad sobre migración y salud mental de la mano de profesionales del ámbito y con experiencias en primera persona. El preludio de un taller de cocina que celebra este año su segunda edición centrándose en aprender recetas de otros países de la mano de personas migrantes. Una manera de introducir esta temática que cada día es más realidad en la sociedad.

Las próximas semanas irá desarrollándose este taller de ‘cocina intercultural’ donde en cada sesión se aprenderá a cocinar un plato típico de diferentes países. Los y las cocineras serán personas migrantes relacionadas con Arcadia, usuarias, familiares, voluntarias, colaboradoras… cada una de ellas enseñará la elaboración de una receta tradicional de países como Marruecos, Colombia, Cuba o Ucrania.

Una actividad que sirve como espacio de respiro para los 16 familiares de personas usuarias de Arcadia que participan en este taller que forma parte del Programa de Atención a Familias con el apoyo del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón dentro de su convocatoria del IRPF.

Migración y salud mental

El Palacio Villahermosa de Fundación Ibercaja ha sido el lugar que ha acogido esta primera sesión. Pilar Alagón, educadora social y responsable del programa de familias de Arcadia, explicó cómo cada vez llegan más pacientes a la entidad que han tenido que migrar. Un proceso migratorio que impacta fuertemente en la salud mental ya que conlleva soledad, falta de apoyo familiar, desarraigo, precariedad, falta de empleo, de casa o de recursos económicos.

El Programa de Familias de ARCADIA responde a la importancia en el proceso rehabilitador, tanto del propio usuario como de la familia. del apoyo mutuo, el desahogo y la comprensión de personas que han vivido una experiencia similar. Las familias migrantes que acuden a estos servicios también deben encontrar ese apoyo en la doble problemática y el doble estigma que viven. Por ello, el objetivo de esta actividad es la aproximación y sensibilización de esta situación ante el resto de familiares de la entidad.

En esta cuestión, resulta imprescindible establecer sinergias y colaboraciones con otras entidades y recursos especializados en migración. Esther Beltrán, educadora social de Cáritas Huesca, participó en esta jornada para trasladar su experiencia en este ámbito. A este recurso acceden principalmente mujeres migrantes que experimentan en ocasiones problemas de salud mental asociados al propio proceso migratorio y a la dificultad de adaptación, pero también como cuidadoras ante la aparición de la enfermedad mental en el núcleo familiar.

El desarraigo, las dificultades del viaje, el cambio de costumbres, el desconocimiento del idioma, la falta de un núcleo de apoyo, la desagrupación familiar, la falta de oportunidades laborales y de recursos económicos, el estigma y la discriminación… todo ello son condicionantes que impactan fuertemente en la salud mental de las personas migrantes.

Además, ante la aparición de una EMG, las creencias y costumbres de otras culturas dificultan en ocasiones la intervención o el reconocimiento de la propia persona, la familia o el entorno social; resultando más complicado la búsqueda de recursos y ayuda, el proceso rehabilitador y la asimilación de la enfermedad.

Para aportar un testimonio en primera persona sobre la migración, la jornada contó con Latifa El Allali, trabajadora de Arcadia que migró desde Marruecos hace 27 años. Latifa trasladó sus vivencias sobre cómo fue el proceso de adaptación, las dificultades a las que se enfrentó y cómo todo ello hizo mella en su salud mental. Para ella, lograr un empleo fue lo que le ayudó a salir de esa situación y gracias a lo que ha podido mantener y lograr los estudios de sus cinco hijos.

Tras este testimonio, Isa y Heri, educadores de calle de Samu, contaron a los presentes su proyecto municipal de integración socioeducativa con jóvenes migrantes en riesgo de exclusión.

En este perfil, el proceso migratorio afecta al estado psicológico ante la pérdida de identidad, el cambio cultural, de idioma… una ruptura que provoca un elevado sentimiento de desarraigo. En ocasiones son los primeros de su familia en iniciar el proceso migratorio, viviendo esta situación sin un núcleo que les apoye, con la presión del éxito y ante un choque de expectativas en cuanto al empleo o a las oportunidades. Asumir esta responsabilidad impropia de su edad provoca una devaluación de la propia identidad “respecto a sus iguales”, impactando fuertemente en su salud mental.