La participación frente al estigma de la cronicidad.

El centro de día es un dispositivo que desarrolla programas y actividades con el objetivo de satisfacer las necesidades básicas, el desarrollo personal y el enriquecimiento bajo criterios de autonomía e independencia.

En nuestro caso el Centro de Día puede considerarse un ambiente social especial ya que se ofrecen lugares donde el usuario acude con muy diversas necesidades, expectativas, motivos… Un lugar de referencia donde “encontrarse” con gente. Creemos firmemente que las habilidades se adquieren, practican y mejoran en sociedad, el ser humano es un ser social. De esta manera, el Centro de Día no sólo es un lugar asistencial dónde el usuario va a comer y a tomar la medicación.

La metodología utilizada surge de una atención basada en las necesidades de cada persona teniendo en cuenta las motivaciones, expectativas, preferencias para la posterior programación de actividades grupales que no impliquen un ocio obligado o dirigido.

Estamos convencidos de que la recuperación se alcanza mediante el establecimiento de relaciones con otros. En este sentido, el modelo de la “red social”es uno de los que consideramos más adecuados para trabajar en rehabilitación.

La red social provee de comportamientos correctivos respecto a la salud, es decir, actúa como monitora de salud y favorece las actividades personales que se asocian con la vida como la rutina; ejercicio; sueño; adhesión a los tratamientos en general. Además, la red social contribuye a dar sentido a la vida de los miembros que la componen, favoreciendo la organización de una identidad.

En lo referido a la participación en las actividades hay que prestar atención a las condiciones y criterios, ya que puede crear inseguridad y dudas como para quéy con quién; al mismo tiempo que hay distintos niveles de participación: individual, grupal o asociativa o interasociativa (Cadis) que afectarán de manera diferente al colectivo.

Si esperamos la participación hay que prestar atención al proceso, deben participar en la programación y en la toma de decisiones y también responsabilizarse de las mismas, al mismo tiempo debemos evitar el paternalismo y la participación por delegación: propia o externa para evitar una interrelación desigual con distancias causadas por un mal posicionamiento a la hora de interactuar.

En cualquier caso, la participación ayuda a superar el conflicto y marca objetivos de superación para profesionales y usuarios, unificando el discurso de los colectivos que integran la entidad.

Para favorecer la resocialización debemos crear espacios dónde retome la iniciativa, se comprometa con la toma de decisiones y aporte sus ideas al proyecto global.

Una de las fortalezas es permitir que esto se desarrolle en un ambiente de confianza que permita buscar el momento idóneo para actuaciones concretas y que posibilite un lenguaje directo, respetando el espacio individual y guardando una distancia de seguridad al conflicto.

Los problemas detectados:

  • Dificultad en el manejo de la información que provoca deficiencias en la coordinación.
  • Sentimiento de agobio al adquirir responsabilidades.
  • La participación se produce de forma individual y con carácter puntual generalmente preferimos seguir en el anonimato del grupo o que sea otro el que nos represente.

Cuando hay actuaciones que se dedican al entrenamiento personal como la toma de medicación, la administración del dinero etc. la supervisión social puede quedar anclada en las rutinas y el asistencialismo.

Desde el Centro de Día se lleva a cabo una apertura a la sociedad que podemos concretar en el entrenamiento y recuperación de los hábitos de la propia viday en las actividades de los distintos grupos de acción creativa.

A través de la auto- estima combatimos el estigma y nos integramos con derecho propio en la sociedad. 

En palabras del “grupo de diseño y marca”:

Arcadia es abrazo y familia,

palabras y canciones,

claridad, color.

 

CONCLUSIÓN

Intentamos ayudar a las personas en lo que necesitan pero sin cubrir aquello que puedan gestionar por sí mismos, intentando así reducir las atenciones necesarias para que avancen hacia un modo de vida más autónomo e independiente

Consideramos que el estigma comienza en el mismo momento del diagnóstico. A partir de aquí,  pasa a ser visto desde la óptica de los estereotipos negativos asociados a la enfermedad, entre los que se encuentran; la cronicidad e irreversibilidad de su dolencia, el deterioro progresivo de sus facultades y habilidades físicas y mentales, la incapacidad de tomar decisiones por y para sí mismo, la degradación de sus deseos, problemas y conflictos personales al nivel de síntomas, la consideración de individuo inestable con riesgo de comportamientos violentos, el tildarlo de vago e incapacitado para el desarrollo de un trabajo productivo, o el calificarlo como imposibilitado para vivir o trabajar de una manera autónoma.

Todo esto se refleja en la propia estima y en una sociedad que no cumple con sus expectativas a falta de toda esperanza.

Al fijar un techo tan bajo para las posibilidades de futuro se crea una barrera que impide el desarrollo de las verdaderas potencialidades, es la teoría de la profecía auto cumplida, si no esperamos ninguna mejora o evolución, todas nuestras actuaciones, conscientes e inconscientes van a provocar que así sea, tanto desde las actuaciones concretas como desde nuestras actitudes hacia el mismo.

Es necesario favorecer la participación en la elaboración de los objetivos no debemos establecer únicamente metas fáciles de alcanzar en un camino cerrado con un principio y un final marcado, cada persona es diferente y ha de respetarse su individualidad, nadie tiene derecho a poner límites a sus deseos y proyectos, basándose en prejuicios que se han demostrado falsos a través de la experiencia.